El capacitarse supone salir de una zona de confort, de lo que ya conocemos y sabemos. Un beneficio inmediato de la capacitación es soltar lo que ya tenemos aprendido para llegar a un nuevo conocimiento, a un nuevo aprendizaje, a una nueva experiencia.
Como la oferta para capacitarse es tan amplia y variada, el emprendedor primero debe conocer las áreas de su emprendimiento y en base a eso, distinguir sus áreas de mayor fortaleza. Es decir, cuáles son aquellas cosas que hace mejor, que están relacionadas con su pasión, con su experiencia.
Es importante mencionar un paradigma falso de muchos emprendedores que creen que tienen que hacer todo solo y aprender hasta aquello que no les gusta o no saben hacer. Para muchos esto es la verdad. Es más saludable identificar mi pasión, mis fortalezas; y capacitarme más en estas áreas. Aquellas que considero que son áreas de debilidad, me dan la posibilidad de empezar a ampliarme y generar equipo, personas que sean idóneas para poder desarrollar esas áreas. Por ejemplo: si soy creativo, me va a resultar más difícil seguramente la planificación y el orden, y un emprendimiento necesita de esta organización. Si yo dejo de crear e invierto mi tiempo en aprender a ser ordenado y a planificar, mis avances van a ser menores y no me van a permitir desarrollarme en aquello que hace la diferencia.
Es muy recomendable estar en una comunidad de pares, de personas que están buscando aprender nuevas cosas. Esto te retroalimenta.
También es importante empezar a transmitir eso nuevo en lo que me estoy capacitando. ¿A quiénes? A colegas, a mi equipo, para poder aprender más rápido y mejor. Compartir el conocimiento hace que aprenda cada vez más y me convierta en un experto en esas áreas.